martes, 10 de enero de 2012

CHENOA DE TREVELEZ



Anoche soñé que conocía a Chenoa. Yo era un hombre gay y juntos actuábamos en un teatro. 
Era la primera vez que ella hacía de actriz. Yo no, yo era muy reputado como actor. Pero el nombre de los dos estaba al mismo tamaño en las promociones y en la marquesina. No sé si aquello me molestaba porque yo parecía llevarme muy bien con ella y estar encantado.
La obra se desarrollaba en un pueblo e iba de la burla por parte de unos mozos de la hija del alcalde. La verdad es que a mí el argumento me recordaba a “La señorita de Trevelez” de Arniches, o quizás en el sueño no era consciente y sólo me lo recuerda ahora. Chenoa era la chica y yo era el cabecilla de los jovenzuelos.
No sé si llevábamos mucho tiempo representando la otra,  si era un ensayo o si era el día del estreno, pero de pronto a raíz de una frase sin importancia  de mi personaje: “ Soy un hombre, ¿qué esperabas?”  los dos nos salimos del texto y comenzamos a divagar sobre los hombres. Los dos protestábamos porque los hombres de veinticinco a cuarenta prefieren una “play*” antes que un relación. Se cansan con facilidad de las mujeres, o de los hombres en mi caso **, quejándose de la complejidad y de la rutina de una relación. Y, en cambio, no les importan que los juegos sean complicados y repetitivos hasta la saciedad.
Chenoa decía que todos los compañeros que había tenido eran unos críos, Bisbal el que más, y unos inmaduros y que se asustaban de su seguridad.  Yo en cambio me quejaba de que los gays tienen tanta facilidad de emparejarse sexualmente que nadie quiere atarse por miedo a perderse lo que está por venir, que a lo mejor es superior a lo elegido.
El público, curiosamente solo mujeres,  nos vitoreaba y gritaban frases lapidarias contra los hombres… Parecía que se iba a formar una revuelta, pero en ese instante apareció en escena Asunción Balaguer, la actriz que fue pareja eterna de Paco Rabal, y nos mandó callar a todos con un discurso que no sé si era parte de la obra o improvisado por ella, pero del cual yo no entendí mucho, quizás porque era un hombre:

“No todos los días son lluviosos,  ni todas las setas venenosas, ni todos los ríos están contaminados. No siempre sabemos lo que queremos, no siempre queremos lo que tenemos, no siempre tenemos lo que queremos…  Y mientras esto sea así, siempre habrá esperanza para el hombre blanco”
Y acto seguido se subía el decorado de bosque que había pintado detrás de nosotros y aparecía Alaska, con Nacho Canut, Rafa Spunky y Mario Vaquerizo, teñido de rubio platino, tocando: “La pequeña edad de hielo”, que Chenoa y yo nos arrancábamos a cantar en cuarteto con Alaska y Rafa Spunky:

Hace tanto que olvide si pienso en lo que siento
Siento lo que pienso
…..
Los glaciales helados
Almacenan pecados
Y sueños que quedaron atrás
Una pequeña edad de hielo
No es un mal verdadero
Sabiendo que ya llega el final
De esta relación glacial
….
Y si es estar por estar
Mejor lo dejamos ya
Después de tanto desden habrá que reconocer
Que el sol no va a calentar la indiferencia total
La nieve del corazón
Si no es estar por estar
Habrá que descongelar
Cambiar el desinterés
Distorsionar la altivez
Si no es estar por estar
Y si estar por estar
Si no es estar por estar
Y si estar por estar
Si no es estar por estar
Y si estar por estar

Fue despertarme y rápidamente hacer un esquema del sueño para no perder detalle y pensé ¿No se merecería Fangoria  un musical? Podría ser mucho más trasgresor y divertido que el de Mecano.


Elvira Cordero. Soñadora.


*Abreviación popular de la videoconsola Playstation
** En el sueño, como ya he explicado,  yo era un hombre gay.




(Foto: Betsy Blair en “Calle Mayor” libre adaptación de Juan Antonio Barden de la obra de teatro  “La señorita de Trevelez de Arniches”)

1 comentario:

  1. Dile a tu amigo David que se ponga a escribir el guión, el éxito está asegurado... pero una cosa te digo, con Mecano no te metas, ehh!

    Si lo escribe dile que yo quiero un papel para mí, para sacarme esa espinita que tengo... jajaja

    J

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