jueves, 17 de marzo de 2011

SOY EGOISTA



Los niños están con Ramón y Germán. Hoy duermo sola.
He limpiado un poco la casa, he cenado pescado a la plancha y, en lugar de ponerme a ver la tele como cualquier persona normal, me he sentado delante del ordenador a escribir esto.

Soy rara, muy rara y creo que en el nuevo trabajo comienzan a darse cuenta. Todos comentan cosas sobre Japón, sobre imágenes escalofriantes y yo callo.No tengo nada que decir, no he visto la tele, ni he mirado el periódico hace semanas, estoy en mi mundo. Sé lo del terremoto por las cosas que la gente comenta a mi alrededor.
Todos están muy afectados por el pueblo nipón. Yo no. Como no he visto nada y no se nada, para mí es como si no hubiese ocurrido. Como las muertes de hambre en África, como los millones de parados en España o los asesinados en Libia... Nada me afecta porque lo ignoro, porque soy una egoísta que solo sufre lo que le toca de cerca, lo que ve con sus ojos y oye con sus oídos, sin micrófonos por medio.

Soy rara. Me gustaría cambiar, pero creo que ya es tarde.

Elvira Cordero

lunes, 14 de marzo de 2011

QUIERO SER FELIZ




Estoy nerviosa. No sé porque, ni quiero analizarlo, pero llevo días “atacada”. Cualquier cosa que hacen los niños me molesta y les grito, cualquier comentario absurdo en el trabajo me enciende, aunque me controlo y no les grito, disimulo simplemente. Yo soy así, cuando no tengo confianza, tengo una paciencia que ni Job.
Creo que necesitaría unas vacaciones de todo. Hasta de mí.
Charo, mi amiga, dice que mi problema es que estoy demasiado encerrada en mi misma, que no me sociabilizo, que necesito salir, quedar con gente, hacer cosas. ¿Pero si no aguanto a la gente, cómo voy a quedar con nadie?
………….

Han pasado seis horas desde que escribí el párrafo anterior.  Ya he acabado de trabajar, he recogido a los niños y estoy en casa escuchándolos discutir en voz baja por miedo a que les “ladre” por enésima vez esta tarde. Pobres.

Creo que necesito darle un nuevo rumbo a mi vida. Hacer algo para que cambie. Podría cortarme el pelo o teñirme de azul, pero creo que necesito algo más radical, tipo a echarme un amante, meter la cabeza en el horno o dar a mis hijos en adopción y fugarme a Berlín para empezar de nuevo…
Desvarío…
No tenía una época tan mala desde que me separé de Carlos, mi segundo marido, hace ya como tres o cuatro años. Ufff no quiero recordar la fecha exacta…Lo pasé tan mal, creo que peor con Ramón. Fracasar una vez duele, fracasar dos es la confirmación de que eres, valga la redundancia, una “fracasada”.

Fuera el pasado, miremos el futuro…

Lo he decidido me voy a apuntar a un gimnasio, a hacer dieta y a sacarme el carnet  de conducir. Le pediré a Ramón que se quede con los niños tres tardes en semana y lo haré… Bueno, quizás cuatro… ¿Soy mala madre por preferir ser yo antes que ser madre?

Puffff… no quiero seguir, no puedo.
.........

Ya es de noche. Los niños ya han cenado y ya están en la cama. Hoy me han visto tan sargento que ni han protestado por el brócoli ni por irse a dormir.
Acabo de colgar el teléfono tras hablar con Ramón, Carlos y Charo. Hoy que estoy apática total les ha dado a todos por llamar para contarme sus historias:
Ramón quiere formalizar la relación con Germán y casarse, pero no sabe como pedírselo, si en plan romántico o a saco.
Carlos cree que se va a quedar en paro, hay rumores en la empresa y Verónica, la casi-niña con la que vive se quiere quedar embarazada. No sabe como decirle que quizás no es el momento.
Charo se acaba de enterar que Eric, su hijo de 16 años, ha dejado embarazada a la niña con la que sale y no sabe como platearles que lo mejor es que aborte sin quedar como la bruja mala del cuento.
Ninguno de los tres se ha percatado que me importaba un pimiento la boda o los embarazos, yo solo quería colgar, tirarme en el sofá y escribir: “QUIERO SER FELIZ”


Elvira Cordero

jueves, 10 de marzo de 2011

RAMÓN




Hoy los niños se quedan a dormir con Ramón. Normalmente están con él toda la tarde del miércoles y vienen a dormir a casa, pero como estamos en la semana blanca y no tienen colegio han querido quedarse para jugar con la Wii. Yo la tengo prohibida en casa, por lo cara que es  y porque prefiero que lean y vean cine.
No he visto a Ramón, pero hemos hablado por teléfono. Me ha preguntado que tal estoy y le he pedido perdón por lo del otro día, cuando le dije que le echaba de menos en algunas cosas. Me ha dicho que no hay nada que perdonar, que si lloró es porque se siente un poco culpable por el giro que le dio a mi vida. No se si será porque han pasado casi siete años, pero ya no lo veo como culpable de nada. Las cosas pasan sin más.

Era finales de julio, hacia casi un mes y medio que había nacido Ricardo. El calor era pegajoso eso lo recuerdo bien. Ramón estaba haciendo la siesta en el sofá y yo estaba en el dormitorio probándome bañadores y constatando que todavía no estaba recuperada, me veía como una foca. Al día siguiente nos íbamos de vacaciones a un apartamento que habíamos alquilado en Blanes. 
No se con que pretexto cogí el móvil de Ramón, no sé si para hacerme fotos en el espejo con los diferentes bañadores, o a lo mejor los móviles aún no tenían cámara e iba a llamar a alguien...El caso es que lo vi, un mensaje de una tal G.: “No creo que pueda aguantar quince días, a lo mejor cuando una mañana bajes a buscar el pan te estaré esperando con la barra” No entendía del todo el mensaje, ni quien coño era G., pero lo que tenía claro es que lo iba averiguar. Cogí a mi hija que estaba jugando en su habitación, la lleve a casa de la vecina y la deje allí con la excusa de que se despidiese de su amiga Carlota. Después volví a casa y envié el siguiente mensaje a G, o algo parecido: “Te espero en casa, estoy solo, me daría morbo hacerlo en mi cama. La dirección es.. xxxx . No me llames así es más excitante”.
Me arriesgaba a que no fuese una amante o a que ya hubiese estado en casa y me pillase, pero confiaba en que Ramón no se hubiese atrevido a tanto.
 Ahora recuerdo que, nada más apretar el enviar, me arrepentí de no haber despertado a mi marido y haberle pedido una explicación en lugar de urdir aquel vodevil. Pero eso ya daba igual, el zumbido de su móvil me informó que el último acto estaba a punto de empezar: G:”ufff, que morbazo, espérame en toalla, pillo la moto y voy”

Veinte minutos de espera. Parecieron horas. De la ventana del dormitorio que daba a la calle a la mirilla de la puerta de entrada, pasando por el salón y mirando a Ramón dormido, ajeno a todo... Y vuelta a la ventana...y a la mirilla...
Hasta que por fin picaron a la puerta y....

No sé quien se sorprendió más cuando abrí la puerta, si G al ver a Elvira vestida en lugar de a Ramón en toalla o yo al descubrir que la G era de Germán.

Han pasado casi siete años. Ramón y Germán viven juntos, yo algunas veces voy a su casa y al picar la puerta pienso: “ ¿Y si no hubiese enviado aquel mensaje?”


Elvira Cordero

miércoles, 9 de marzo de 2011

ORFIDAL


Es  la una y media pasada. No puedo dormir. Ayer le dije a Ramón que algunas veces le echaba de menos y se puso a llorar…

Voy a tomar un Orfidal, si no mañana en el trabajo no me aguantaré de pie.


Elvira Cordero

lunes, 7 de marzo de 2011

CINE EN VIVO



Acabo de ver una escena curiosa.
Yo venía por la calle. Delante mío caminaba un pareja con un niño de unos seis años en medio, ambos adultos lo llevaban cogido de la mano.
Me han recordado a Ramón y a mi cuando mi hija era pequeña y he sacado el móvil para hacerles una foto, pero en ese instante la mujer se ha separado de ellos, se ha acercado al borde de la acera, ha parado un taxi y antes de subir les ha dicho: “Yo me voy”, a lo que el hombre ha contestado: “Sí, mejor”.
Por unos instantes me he quedado petrificada intentando procesar lo sucedido por si me había perdido algún detalle. Y dada como soy a hacer  suposiciones he decidido que la mujer no era la madre del niño, que sólo era un rollo del padre y que estaba harta de los dos. Pero me equivocaba, porque el taxi, con la mujer dentro, ha parado en el semáforo siguiente y el niño ha corrido para, desde la acera, moviendo su manita despedir a su madre: “Adiós,mamá”... Ella ni se ha percatado, estaba riendo con el taxista.

He disfrutado con la escena, como si fuese ficción  y es que hace tanto que no voy al cine.


ELVIRA CORDERO

ALISADO COREANO



 
Día festivo. Los niños están con su padre. La casa para mi sola. Que bien.

Ayer, tras escribir aquí, me aterroricé pensando que algún conocido descubriese mi nuevo blog y me leyese... Entré en Google para comprobar si poniendo mi nombre aparecía la página y ufff, alivio, no. La Elvira Cordero que copa los primeros puestos del buscador es una periodista o experiodista  de la Ser,  mujer de otro periodista creo... El caso es que me sentí aliviada por un lado, pero decepcionada por otro: “Hay otra Elvira Cordero que escribe, que rabia, con lo que mola ser única”

Pues sí, tengo que aceptar que hay por lo menos otra mujer con mi nombre y mi apellido moviéndose por ahí, pensando cosas, sintiendo cosas y quizás hasta escribiéndolas...Tengo que asumirlo del mismo modo que hace tiempo lo hice al descubrir, junto a mi amiga Charo, que cada uno de nosotros tenemos varios dobles. Yo creo que más o menos uno por continente, pero mi amiga que ha viajado más dice que es uno por raza. Que ella se vio oriental cuando estuvo en Corea y que fue entonces cuando se dio cuenta que le quedaba mucho mejor el pelo liso y dejó de hacerse la permanente. Nos llegamos incluso a plantear que fuese uno por país, pero lo descartamos un fin de semana que estuvimos en Andorra buscando las nuestras y ni rastro, a no ser que no las reconociésemos con los gorros y las gafas de esquiar. Charo y yo teníamos la esperanza que si las encontrábamos ellas también fuesen amigas.

En días como hoy, sola en casa, con todo limpio, recogido y sin ruido, me entran ganas de hacer locuras como ir a Corea con mi amiga Charo para buscar su doble, pedirle que nos presente a sus amigas  y  ver como me quedaría el pelo negro y liso.

Voy a llamar a Ramón para que traiga a los niños pronto que con tanto silencio me voy a volver loca.

Elvira Cordero

domingo, 6 de marzo de 2011

ESTO LO TENGO QUE CONTAR




“Esto lo tengo que contar”.
Cerró la puerta. Yo entré en el ascensor y, mientras bajaba los cuatro pisos, me acordé de Luis Miguel Dominguín y la anécdota de su affair con Ava Gardner . Entonces mirándome al espejo susurré: “Esto lo tengo que contar”.
Más tarde en el taxi de regreso a casa, mientras reconocía su olor en mis manos,  pensé que no tenía a quien contárselo sin ser juzgada negativamente. Ni a mi madre, ni a mis ex, ni a mis niños, ni a las madres de sus amigos, ni a las compañeras o compañeros de mi nuevo trabajo. Nadie, absolutamente nadie iba a entender que me escapase de casa  a media noche, dejando a mis hijos solos, para ir a revolcarme con un casi desconocido.
¿De qué servia entonces haber echado aquel polvo rápido que casi no me había producido placer sexual? ¿Para que tantas veces fantaseando en estar con él cuando me lo cruzaba al llevar a mi hijo a natación? ¿Para que tantas tardes babeando y comentando el cuerpazo del monitor con las otras madres? “Lo tenía que poder contar si no sería como si no hubiese pasado “...Fue en ese instante cuando pensé en crear este blog y  la idea me hizo soltar una carcajada tan poco discreta que hasta el taxista se giró fugazmente.

Hacia meses que quería volver por este cibermundo, incluso estuve a punto de hacerlo el 19 de enero como autoregalo de cumpleaños, pero me daba pereza, no encontraba la excusa. Supongo que necesitaba un empujón,  el haberme portado como la Elvira de hace tiempo ha sido ese empujón.
Bueno, pues aquí estoy… De nuevo con un blog. Con ganas de contar todo lo que me pase.  De hablar de mi nuevo trabajo, de mis compañeros y compañeras, de mis ex, de mis niños... de mi vida al fin al cabo. Porque en este tiempo de ausencia me he dado cuenta que mi vida tiene más sentido cuando la cuento que cuando la vivo.

Espero que haya alguien ahí para leerme, pero si no es así , estoy segura que en el futuro tendré una lectora muy interesada.  Yo misma.

Elvira Cordero