Día festivo. Los niños están con su padre. La casa para mi sola. Que bien.
Ayer, tras escribir aquí, me aterroricé pensando que algún conocido descubriese mi nuevo blog y me leyese... Entré en Google para comprobar si poniendo mi nombre aparecía la página y ufff, alivio, no. La Elvira Cordero que copa los primeros puestos del buscador es una periodista o experiodista de la Ser, mujer de otro periodista creo... El caso es que me sentí aliviada por un lado, pero decepcionada por otro: “Hay otra Elvira Cordero que escribe, que rabia, con lo que mola ser única”
Pues sí, tengo que aceptar que hay por lo menos otra mujer con mi nombre y mi apellido moviéndose por ahí, pensando cosas, sintiendo cosas y quizás hasta escribiéndolas...Tengo que asumirlo del mismo modo que hace tiempo lo hice al descubrir, junto a mi amiga Charo, que cada uno de nosotros tenemos varios dobles. Yo creo que más o menos uno por continente, pero mi amiga que ha viajado más dice que es uno por raza. Que ella se vio oriental cuando estuvo en Corea y que fue entonces cuando se dio cuenta que le quedaba mucho mejor el pelo liso y dejó de hacerse la permanente. Nos llegamos incluso a plantear que fuese uno por país, pero lo descartamos un fin de semana que estuvimos en Andorra buscando las nuestras y ni rastro, a no ser que no las reconociésemos con los gorros y las gafas de esquiar. Charo y yo teníamos la esperanza que si las encontrábamos ellas también fuesen amigas.
En días como hoy, sola en casa, con todo limpio, recogido y sin ruido, me entran ganas de hacer locuras como ir a Corea con mi amiga Charo para buscar su doble, pedirle que nos presente a sus amigas y ver como me quedaría el pelo negro y liso.
Voy a llamar a Ramón para que traiga a los niños pronto que con tanto silencio me voy a volver loca.
Elvira Cordero
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