martes, 17 de julio de 2012

REVUELTA


Ayer me desperté abotargada, sudando y con un nudo en el estómago.

Charo, mi mejor amiga, dice que fue obra del alcohol de la noche anterior. Cuatro botellas de “Perro Verde” entre ella, Pili y yo . Pero no es verdad. La causa fue una pesadilla horrenda en la cual yo no era más que un personaje de ficción y mi vida, tan aburrida últimamente,  fruto de la poca imaginación de algún insulso.
El no saber porque he soñado eso, me angustia más que el propio sueño.
Decía Greshem, un discípulo de Freud, que las pesadillas son el reflejo de nuestros miedos más internos. La forma que el organismo tiene para combatirlos a base de exponernos a ellos para que pierdan el efecto demoledor. 
Pero hoy sabemos que eso no es así. Berta Smith,  una de sus más fieles pacientes, y tal vez amante según las malas lenguas,  desmontó la teoría y desmoronó al propio Greshem.

La joven bostoniana acudió a la consulta del Doctor Greshem porque soñaba una y otra vez con que perdía a su esposo a los pies de un carruaje. Se despertaba dando gritos, sudorosa, llorando… y solo los besos y abrazos del señor Smith, prueba irrefutable de que seguía vivo, conseguían calmarla.  La sensación de “mal estar” era tan fuerte, que a medida que avanzaba el día le resultaba insoportable la idea de que se acercaba la hora de irse a dormir…
Aún con la intervención del Doctor, la joven esposa tuvo esa pesadilla, con intervalos irregulares, durante cerca de cuatro años, sin que la angustia desapareciese del todo. Aunque Greshem sostenía, sin pruebas fiables que lo documentasen, que había disminuido la intensidad de la misma. Y de ese modo se refleja en sus numerosos artículos al respecto de 1928-1929 (Nightmares Heilung)
Finalmente el  6 de Marzo de 1930,  Berta  entro en la consulta del doctor diciendo que estaba totalmente curada. Lo había conseguido. .. Acababa de empujar  a su esposo ante el paso de un coche de caballos, acabando con su vida... Según varios testigos parecía exultantemente feliz al confesarlo…  Horas más tarde, al ser interrogada por la policía, sin ningún tipo de remordimiento explicó que lo había hecho para demostrar que ya había superado el miedo a perderlo…. Aquello hundió la carrera de Greshem

……...

 Yo hoy me siento un poco Berta y, en lugar de empujar a nadie a los pies de un carromato, he decidido dejarme llevar y ser un personaje, crearme a mí misma lo mejor posible. La mejor mujer, la más libre, independiente y divertida… Tengo mucho trabajo y lo sé… Pero el tiempo que he perdido en los últimos meses en encontrar a alguien, quiero dedicarlo a partir de ahora en encontrarme a mí.



Elvira Cordero

He vuelto, revuelta.



(Foto: Tilda Swinton en "We need to talk about Kevin". Esa cara era la mía ayer por la mañana)


1 comentario: